domingo, 17 de marzo de 2013

Los contaminantes amenazan la salud en el Artico/Pollutants threaten health in the Artic


Las personas que viven en las zonas árticas pueden ser más sensibles a los contaminantes debido a su genética, según Arja Rautio investigador del Centro de Medicina del Ártico en la Universidad de Oulu, Finlandia. Esto es lamentable, ya que las zonas más septentrionales de Europa están expuestas a los productos químicos más peligrosos. Los científicos creen que el cambio climático puede ser una de los culpables ya que los movimientos de las masas de aire y agua empujan algunos de estos indeseables productos químicos hacia el Ártico. "En la vida real, la gente está expuesta a un montón de productos químicos", dice Rautio, que estudia los efectos de los contaminantes en la salud humana y la influencia del cambio climático, dentro del proyecto ArcRisk financiado por la UE ", y creo que la gente del norte está expuesta en general a niveles más altos que la población europea".
Muchos nuevos contaminantes como los compuestos fluorados y bromados y bisfenol A pueden actuar sobre las hormonas y tienen por tanto impacto sobre la salud humana. Pero el ver este efecto en los seres humanos, a nivel de población, podría tomar diez o incluso 20 años, especialmente en el caso del cáncer. Por esto, ArcRisk ha recopilado una base de datos sobre niveles de concentración y tendencias de los contaminantes en los seres humanos. El equipo investigador analizó bifenilos policlorados (PCB), pesticidas clorados y difeniléteres polibromados (PBDE) en muestras congeladas de sangre recogidas en Noruega en 1978, 1986, 1995 y 2008.
El principal reto que enfrentan los científicos del proyecto es diferenciar los efectos de los productos contaminantes de lo que hacemos en nuestra vida cotidiana. "Sabemos que las dioxinas pueden llevar a más diabetes y presión arterial alta", dice Rautio, "pero hay muchos otros factores implicados. Estamos cambiando nuestra dieta y muchos de nosotros somos menos activos y este estilo de vida también puede aumentar el riesgo de enfermedades como la diabetes. "Los resultados del proyecto se presentarán en enero 2014, en una conferencia sobre Fronteras del Ártico en Tromsø, Noruega.
Los problemas de salud provocados por estas sustancias químicas podrían ser peores de lo previsto. Algunos de los contaminantes encontrados en el Ártico por los científicos del proyecto, tales como los compuestos fluorados, tienen mayor afinidad por los receptores hormonales quelas mismas hormonas naturales.Los estudios en animales muestran tendencias preocupantes y no presagian nada bueno para los seres humanos. Según Geir Wing Gabrielsen, científico medioambiental del Instituto Polar Noruego que no forma parte del proyecto ArcRisk: "Cuando vemos estos resultados en animales del Ártico, nos preocupa mucho lo que vamos a encontrar en lo que respecta a los humanos". Señala además que grandes masas de aire caliente están siendo transportados al Ártico y que las corrientes marinas alrededor de lugares como las islas Svalbard [a medio camino entre Noruega y el Polo Norte] contienen aguas atlánticas más cálidas, cuando antes eran aguas polares.
Rautio concluye en que es necesario clarificar estos efectos, para que la gente y no sólo en aquellos que viven en las remotas zonas del norte, pueda tomar decisiones sobre sus propias vidas, qué comer o cómo evitar la exposición a estos peligros.

People living in Arctic areas can be more sensitive to pollutants due to their genetics, says researcher Arja Rautio at the Centre for Arctic Medicine in the University of Oulu, Finland. This is unfortunate since the northernmost areas of Europe are receiving more harmful chemicals. Scientists believe climate change may be a culprit as air and water mass movements push some of these undesirable chemicals towards the Arctic. “In real life, people are exposed to lots of chemicals,” says Rautio, who leads studies into the human health effects from contaminants and the influence of climate change in a EU-funded project called ArcRisk, “and I think the people of the north are exposed to higher levels than for example the general population in Europe.”
Many new contaminants like fluorinated and brominated compounds and bisphenol A can act on hormones and so have impacts on human health. But seeing an effect on humans, at the population level, could take ten or even 20 years, especially in the case of cancer, she adds. This is why ArcRisk has established a database containing data on concentration levels and trends of contaminants in humans. The project team analysed frozen blood samples collected in Norway in 1978, 1986, 1995 and 2008 for polychlorinated biphenyls (PCBs), chlorinated pesticides and polybrominated diphenylethers (PBDEs).
The main challenge that project scientists struggle with is to disentangle the effects of contaminant chemicals from what we do in our everyday lives. “We know that dioxins can lead to more diabetes and high blood pressure,” says Rautio, “but there are many other confounding factors. We are changing our diet and many of us are less active and those lifestyle choices can also increase the risk of diseases like diabetes.” The results of the project are due to be presented at a conference of Arctic Frontiers in Tromsø, Norway, in January 2014

Health problems induced by these chemicals could be worse than anticipated. Some of the pollutants found in the Arctic by the project scientists like the fluorinated compounds have higher affinities for hormone receptors than even the natural hormones.Animal studies already show worrying trends that do not bode well for humans. “When we see these findings in Arctic animals I am very concerned about what we will find with regards to humans” says Geir Wing Gabrielsen, an environmental scientist at the Norwegian Polar Institute, who is not part of ArcRisk. He notes that long periods of warm air are being transported to the Arctic and that the sea currents around places like the Svalbard islands [located midway between Norway and the North Pole] now consist of warmer Atlantic water; they used to consist of polar waters.
Rautio concludes that there is a need to clarify the effects so that people—not only in those living in the remote northern areas— can make decisions about their own lives, what to eat, how to avoid exposure to harm.

Tomado de/Taken from Youris.com

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